La paradoja de la carne
Si eres una persona vegana, tal vez te preguntes por qué otras personas no lo son, especialmente cuando dicen ser “amantes de los animales”. También es posible que te cuestiones por qué algunas de esas personas tienden a sentirse incómodas o molestas cuando conversan con alguien vegano, llegando incluso a sentirse atacadas o insultadas, aunque en realidad nada de eso esté ocurriendo.
El proceso psicológico que atraviesan estas personas se denomina disonancia cognitiva, un concepto acuñado por el psicólogo Leon Festinger (1957) para describir el malestar mental que ocurre cuando alguien sostiene creencias o valores que entran en contradicción con sus acciones.
La paradoja de la carne, desarrollada por los psicólogos Steve Loughnan, Hank Rothgerber y Brock Bastian, es un claro ejemplo de disonancia cognitiva. Se presenta cuando alguien dice amar a los animales no humanos, pero al mismo tiempo los consume, generando una contradicción interna que intenta resolver mediante diversas estrategias psicológicas.
Estrategias psicológicas para justificar el consumo de carne:
1. Negación de la capacidad de sufrimiento de los animales
Algunas personas minimizan o niegan la sintiencia y conciencia de los animales no humanos, rechazando incluso la evidencia científica al respecto. Prefieren no informarse o desacreditan estudios que demuestran que los animales pueden sufrir, son sintientes y conscientes.
2. Distancia emocional y uso de eufemismos
Las personas separan psicológicamente a los animales de los productos que consumen para evitar la disonancia cognitiva. El lenguaje juega un papel clave en esta desconexión:
- Se dice “tocino” en lugar de “cerdo”, “res” en lugar de “vaca” o “pescado” en lugar de “pez”.
- En los supermercados, los productos animales aparecen limpios y empaquetados, sin recordar su origen.
Scott Plous, en su artículo “¿Existe tal cosa como el prejuicio hacia los animales?” (2003), profundiza en cómo el lenguaje especista refuerza la percepción de los animales como objetos, eufemizando su sufrimiento. Por ejemplo, frases como “seres humanos y animales” perpetúan una falsa dicotomía, y términos como “sacrificio” en lugar de “matanza” minimizan la gravedad de la violencia ejercida sobre ellos.
3. Evitar saber más sobre el origen de los alimentos
La carne en los supermercados se presenta en bandejas limpias, muchas veces con etiquetas de animales felices, lo que brinda una falsa sensación de ética. Para quienes ya han hecho la conexión, estos sellos no son más que estrategias de marketing, pero para quienes aún consumen animales, pueden ser una herramienta psicológica para evitar el conflicto moral.
También ocurre con las imágenes de vacas libres en los envases de productos lácteos, que dan la impresión de que no hubo sufrimiento involucrado.
4. Diferenciación entre animales según su uso
Muchas personas aman a los perros y gatos con los que conviven, pero no ven problema en comer cerdos y vacas. Asimismo, pueden conmoverse por un delfín atrapado en una red, pero no por un pez servido en su plato.
5. Normalización del consumo de carne
Se recurre a justificaciones como:
- “Los humanos siempre han comido carne” (falacia de apelar a la tradición).
- “Es necesario para la salud”, pese a que existen alternativas saludables y completas basadas en plantas.
¿Cómo reacciona la gente ante la paradoja de la carne?
La psicóloga Sarah Gradidge (2021) encontró que las personas que experimentan la paradoja de la carne suelen tomar una de tres vías:
- Cambiar sus valores morales: Decidir que en realidad no les importa el bienestar animal (lo que parece más un mecanismo de negación que una postura genuina).
- Modificar su comportamiento: Dejar de consumir animales para alinear sus acciones con sus valores.
- Desarrollar estrategias de desapego: Emplear justificaciones para evitar la disonancia.
Gradidge también observó diferencias de género en estas estrategias: los hombres tienden a utilizar estrategias directas, como la negación o la justificación, mientras que las mujeres optan por estrategias indirectas, como evitar pensar en el tema o usar eufemismos. Este hallazgo podría ser útil al momento de hacer activismo.
Matar al mensajero: La reacción contra los veganos
Otra reacción frente a la paradoja de la carne la describe la médica Miriam Martínez en el sitio web Bueno y Vegano (2022). Según Martínez, la mera presencia de una persona vegana puede reactivar la disonancia cognitiva en quienes consumen animales.
Cuando alguien ve a una persona vegana feliz, saludable y con una vida normal, sus justificaciones previas se ven amenazadas, lo que puede generar irritación y rechazo. En palabras de Martínez:
“Cuando vemos que hay personas que han estado en la misma disonancia cognitiva que nosotros, y que la han resuelto de forma lógica, nos damos cuenta, aun de forma inconsciente, de que nosotros no hemos sido capaces. Y eso parece crear irritación y rechazo”.
Esto explica por qué muchas veces, sin mediar provocación, las personas veganas generan incomodidad en quienes aún no lo son, al punto de tratar de evitar que expresen su postura o incluso reaccionar con hostilidad.
Da el primer paso hacia una vida en armonía con tus valores
Las estrategias para lidiar con la disonancia cognitiva permiten a muchas personas seguir consumiendo y utilizando a los demás animales sin experimentar una crisis moral. Sin embargo, reconocer y enfrentar esta contradicción es el primer paso para cuestionar el consumo de animales y optar por alternativas éticas y veganas.
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Fuentes:
- Gradidge S, Zawisza M, Harvey AJ, McDermott DT. A Structured Literature Review of the Meat Paradox. Social Psychological Bulletin. 2021;16(3):1-26. doi:10.32872/spb.5953
- Loughnan, Steve & Bratanova, Boyka & Puvia, Elisa. (2012). The Meat Paradox: How are we able to love animals and love eating animals.. IN-MIND ITALIA. 1.
- Vegano, B. Y. (2022, 24 mayo). Disonancia cognitiva y veganismo. Bueno y Vegano.
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